martes, 24 de noviembre de 2009

Vida marciana en la Tierra


El Instituto Smithsonian publica una lista de diez lugares del mundo en los que la vida no debería existir

MANUEL ANSEDE - MADRID - 21/11/2009 11:19

Los científicos que sostienen que la vida en Marte es inconcebible tienen argumentos de peso. La superficie del planeta rojo es un desierto de óxidos de hierro congelado por temperaturas inferiores a 120 grados bajo cero y achicharrado por una radiación ultravioleta desbocada en un planeta sin capa de ozono. Sin embargo, los creyentes arguyen que las pruebas que apoyan la existencia de vida en Marte no están muy lejos. Están en la Tierra.

El Instituto Smithsonian, una organización estadounidense que posee una treintena de museos y centros de investigación, acaba de publicar una lista de diez lugares en los que la vida no debería existir, pero existe. Las condiciones extremas en las que se han encontrado microorganismos y animales superiores en nuestro planeta apuntan, para algunos, que la pregunta no es si se hallará vida en Marte, sino cuándo.En el top ten de la institución aparecen los hábitats "más improbables, inhospitalarios y absurdos de la Tierra". Pero con vida.

La lista incluye ardillas árticas con la temperatura de la sangre bajo cero, mejillones en volcanes submarinos y virus que viven dentro de bacterias que a su vez habitan en aguas muy ácidas y en ebullición. Los lectores de la web del Smithsonian solo han echado de menos un lugar: el interior del reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil.

En 1999, un robot enviado al corazón de la planta atómica ucraniana, que en 1986 sufrió el peor accidente nuclear de la historia, regresó con extrañas muestras de hongos. Según el microbiólogo Arturo Casadevall, de la Universidad de Yeshiva, en Nueva York, el hongo utiliza la radiación para obtener la energía que necesita.

La vida dentro del reactor de Chernóbil sorprendió a la opinión pública, pero no a los científicos. El geólogo estadounidense Dale Griffin encontró en 2004 varios hongos y bacterias en la estratosfera, a 20 kilómetros de altitud. "Si miras, ellos siempre están ahí, incluso en las condiciones más extremas", dijo entonces Griffin.
Ártico. Acurrucados contra el frío.

Hasta hace pocos años, los científicos se devanaban los sesos para solucionar el enigma del eider de anteojos, una especie de pato oriundo de Alaska y Siberia. El ave necesita aguas abiertas para obtener su alimento, lo cual se convierte en un grave contratiempo en estas regiones árticas, transformadas en un manto de hielo durante el invierno. Ahora, explica el Instituto Smithsonian, el secreto de este pato se ha descubierto. Cuando arrecia el frío, las aves se apiñan para compartir su calor junto a pequeñas grietas en el hielo. Para comer, se turnan para sumergirse en el agua y capturar almejas, agitando continuamente el líquido, según algunos científicos, para evitar que se congele.
Alaska. Miles de años dormidas.

Algunos microbios pueden sobrevivir a la radiactividad, a la radiación ultravioleta, a la carencia absoluta de alimento y agua, a las temperaturas extremas e incluso a los desinfectantes creados para aniquilarlos. Ciertas bacterias logran este prodigio al cambiar de estado y transformarse en esporas, como las tortugas cuando se esconden dentro de su caparazón. Gracias a esta estrategia pueden sobrevivir en condiciones hostiles durante miles de años, como las esporas de la bacteria Carnobacterium pleistocenium, halladas en Alaska en 2005 y resucitadas en laboratorio tras 32.000 años dormidas. Algunos científicos dicen haber revivido esporas de 250 millones de años.

Yellowstone. Bacterias escalfadas.

Hay hábitats que parecen diseñados para matar seres vivos, como los manantiales termales del Parque Nacional de Yellowstone, en el noroeste de EEUU. La temperatura de sus aguas está cercana al punto de ebullición y su acidez es tan extrema que podría disolver incluso un clavo. Sin embargo, hay vida. El más conocido de los inquilinos microscópicos del parque es la bacteria Thermus aquaticus, utilizada en los laboratorios de genética para hacer copias de fragmentos de ADN. Pero hay muchos más microorganismos en estas fuentes calientes, como demuestran sus vívidos colores, fruto de los pigmentos bacterianos. Para rizar el rizo, un virus es capaz de vivir dentro de estos microbios.
Valle de la Muerte. Peces en el desierto.

El Valle de la Muerte, en el suroeste de California, es la región más árida y tórrida de EEUU. No parece el mejor lugar para un pez. Pero los hay. En un acuífero subterráneo solamente accesible a través de una estrecha fisura en la roca existe apenas un centenar de peces conocidos como cachorritos del Agujero del Diablo, una de las especies en mayor peligro de extinción del planeta. Desde 1967, los científicos pelean para evitar la desaparición de este reducto de fauna acuática en medio del desierto. Su existencia demuestra el húmedo pasado del Valle de la Muerte. Los cachorritos del Agujero del Diablo son los últimos supervivientes de unos lagos que se evaporaron hace más de 10.000 años.
Fondo marino. Chorros de agua ardiente.

Las fuentes hidrotermales son heridas en los fondos oceánicos. La capa superficial del planeta es como un puzle, en el que cada pieza es una placa tectónica. Allí donde dos placas colisionan, se generan terremotos o actividad volcánica. Pero cuando se separan, el agua marina se desliza por la rendija, se caldea y vuelve a salir a borbotones, ahora cargada de minerales. Estas inhóspitas fumarolas, no obstante, son la única morada de centenares de especies, como algunos tipos de camarones, percebes y mejillones. La base de la cadena alimentaria está formada por microbios que obtienen su energía de sustancias como el ácido sulfhídrico, responsable del olor de los huevos podridos.
Estratosfera. A 20.000 metros de altitud.

En 2004, investigadores del Servicio Geológico de EEUU tomaron una muestra de aire a 20 kilómetros de altitud. El análisis de aquel ínfimo fragmento de estratosfera les dejó boquiabiertos. Aparecieron cuatro colonias de Penicillium, el mismo hongo que prolifera en los alimentos olvidados en la cocina durante días y es un ingrediente fundamental del queso Camembert. Y también surgieron 70 colonias de Bacillus sphaericus, una bacteria que se emplea para matar las larvas de algunos mosquitos. Los microbios, según los autores del estudio, llegaron a la estratosfera a partir de las violentas tormentas de arena originadas en el desierto del Sáhara.
Galápagos. Unas islas esterilizadas.

Las islas Galápagos, pertenecientes a Ecuador, son la demostración de que la vida consigue llegar a cualquier rincón. Surgieron hace millones de años en el medio del océano Pacífico, gracias a la erupción de lava de volcanes activos. Es decir, fueron brutalmente esterilizadas desde su nacimiento. Y, sin embargo, ahora son una explosión de biodiversidad. La vida llegó a las islas recorriendo cientos de kilómetros a través del mar, como los pingüinos de las Galápagos, la única especie de su género que habita en Ecuador. Las tortugas del archipiélago pisaron tierra tras surcar el océano a bordo de balsas. Y las semillas de las plantas llegaron por el aire.
Three Mile Island. El hongo nuclear.

En la primavera de 1979, un fallo eléctrico provocó una fusión parcial del núcleo de un reactor de la central atómica de Three Mile Island, cerca de Harrisburg (EEUU). Más de 30 años después, sigue siendo uno de los peores accidentes nucleares de la historia. Eliminar la contaminación radiactiva costó años y, durante las tareas de limpieza, los científicos se toparon con un fenómeno inesperado. El agua cercana al núcleo del reactor estaba turbia. Una próspera comunidad microbiana vivía en el líquido pese a los elevados niveles de radiactividad. Y el año pasado, científicos de EEUU hallaron en el interior del reactor de Chernóbil un hongo capaz de emplear la radiación en su propio beneficio.
Siberia. Sangre bajo cero.

La ardilla ártica es un milagro de la naturaleza. Este animalillo, de apenas un kilogramo, es capaz de sobrevivir a los inviernos de Alaska y Siberia, cuando su sangre pasa de una temperatura de unos 37 grados hasta los tres grados bajo cero. Sin embargo, sus venas no se congelan. Su secreto es la sobrefusión, un proceso que permite que un líquido se enfríe por debajo de su punto de congelación sin solidificarse. El metabolismo de la ardilla elimina cualquier sustancia que pudiera facilitar la formación de cristales de hielo. En otros casos, como el de la rana de bosque de Canadá, más de la mitad se su cuerpo se congela en invierno. Y, cuando las temperaturas suben en primavera, el animal resucita.
Suráfrica. Soledad absoluta.

Sólo la bacteria Candidatus desulforudis sabe lo que es la soledad absoluta. Como reseña el Instituto Smithsonian, un parásito necesita un hospedador para vivir. Una planta requiere abejas para polinizar sus flores. Y un ser humano necesita un filete o una ensalada encima de la mesa. Candidatus desulforudis no necesita a nadie. Científicos del Instituto de Astrobiología de la NASA encontraron hace tres años una comunidad de estos microbios en una mina de oro surafricana, a casi tres kilómetros de profundidad, sin oxígeno ni luz y a 60 grados de temperatura. No hallaron más vida: es el primer ecosistema de una sola especie descubierto en la Tierra.


http://www.publico.es/ciencias/271647/vida/marciana/tierra

sábado, 21 de noviembre de 2009

Territorio plantígrado


La cordillera Cantábrica y los Pirineos albergan a los escasos osos de la Península. Con desigual aceptación por parte de ganaderos y público. ¿Es posible la concordia?

JAVIER RICO 21/11/2009

Berlarmino Fernández quiere al oso, y Antonio Casajús, también; pero éste, cuanto más lejos, mejor. El primero es alcalde de Somiedo, una localidad del occidente asturiano cuyo término municipal contiene un parque natural que es algo así como el Yellowstone español, con 30 osos pardos en unos 300 kilómetros cuadrados. Los habitantes de este pueblo se sienten orgullosos de contar al plantígrado entre sus moradores naturales. Casajús es concejal de Medio Ambiente del pueblo oscense de Echo y secretario de la Asociación Profesional de Ganaderos del Val d'Echo. Sus palabras distan mucho de la sensación que se vive en Somiedo: "La postura de los ganaderos es que no haya más osos aquí porque eso supondría cambiar nuestro modo de vida, retroceder en el tiempo y volver a depender las 24 horas del día del cuidado del rebaño, abandonando nuestra vida social y familiar".

Camille es el único ejemplar que con cierta asiduidad visita el valle de Echo. Es decir, que tenemos un solo oso (en ocasiones se suman Aspe Ouest y Neré, nombres que delatan su mayor apego a la vertiente francesa) que merodea en más de 600 kilómetros cuadrados (añadidos otros valles oscenses y el del Roncal en Navarra) frente a los 30 que recorren los 300 kilómetros cuadrados de Somiedo. Es la gran contradicción que se percibe en la cohabitación entre la especie y el entorno rural en las dos áreas en las que se distribuye, la cordillera Cantábrica y los Pirineos. En esta última cadena montañosa, mucho más extensa que la anterior, dan más problemas 20 osos que 130 en la primera.

Berlarmino Fernández y Antonio Casajús se conocen. Pirineos con osos es el nombre de una campaña de educación ambiental y concienciación pública impulsada por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) que pretende inculcar la necesidad de una convivencia pacífica en las montañas y bosques pirenaicos. El alcalde de Somiedo, junto a representantes de la Fundación Oso Pardo (FOP), lleva dos años paseándose por tierras de Navarra, Aragón y Cataluña demostrando a escolares, ganaderos, agricultores, cazadores y gestores turísticos que se puede vivir cerca del oso y mantener un desarrollo sostenible en el medio rural, e incluso sacarle provecho económico. "Nosotros no le decimos a nadie que va a ver osos en Somiedo, porque es muy difícil dar con ellos, pero sí que en el interior del parque natural los hay, como ejemplo de un espacio bien conservado y digno de ser visitado", afirma Fernández. "Si en los años ochenta le hubiéramos contado a la gente que en dos décadas el 10% del PIB de Asturias provendría del turismo rural y el 2% de la minería, nadie nos habría creído, pero es así, y el oso tiene algo de culpa", añade. A Casajús no le convencen las palabras del alcalde: "Esto no es Asturias, aquí tenemos ovejas, no vacas; el terreno es más agreste, hay menos caminos, y los osos se reintroducen, no llevan aquí toda la vida".

Realmente llevan aquí mucho tiempo. Lo que pretende el programa iniciado en 1996 es reforzar la exigua población de seis ejemplares, todos confinados en la parte occidental de los Pirineos, que quedaba ese año. Camille y Aspe Ouest son los dos únicos ejemplares autóctonos que quedan en toda la cordillera pirenaica. Los 18 restantes proceden de Eslovenia, país del que se nutre principalmente el refuerzo. "Quedan dos y medio", puntualiza Manuel Alcántara, jefe del servicio de biodiversidad del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón. "Hay un hijo de Cannelle, la última hembra autóctona en esta área, y Neré, un ejemplar esloveno. Pero biológicamente esta subpoblación pirenaica debe considerarse extinguida, y su recuperación natural es inviable sin reforzamiento poblacional".

Los esfuerzos que se realizan en Aragón para conciliar posiciones son valorados positivamente incluso por los propios ganaderos, que no tienen quejas en cuanto a las indemnizaciones por ataques; "seis este año, con unas diez ovejas muertas", recuerda Alcántara. Gracias a otra línea de ayudas del MARM, enmarcada dentro del programa de reintroducción de osos en los Pirineos, las comunidades autónomas se reparten anualmente un millón de euros. Aragón este año tiene previsto gastar casi 900.000 euros en diferentes medidas, que van desde compensar costes indirectos por la presencia de osos en zonas de pastores hasta la instalación de cercados eléctricos, el uso de perros de protección y la construcción de refugios para pastores. A pesar de todo, la postura de Antonio Casajús y la de los ganaderos a los que representa sigue mezclando oposición y escepticismo: "Lo que no estamos dispuestos es a vivir en una situación de estrés continuo al aumentar el número de osos y, con ello, el peligro para nuestros rebaños".

Guillermo Palomero es, probablemente, el mejor conocedor del pasado y presente del carnívoro terrestre más grande de España. Como presidente de la FOP, se ha pateado los hábitats naturales del oso y los lugares de conflicto intentando encontrar espacios de concordia, pero reconoce que "en el programa de reforzamiento con osos eslovenos no hubo una campaña adecuada de información y participación pública en ninguna de las tres comunidades españolas afectadas [Navarra, Aragón y Catalunya], y de ahí deriva el ambiente enrarecido que se respira".

Medidas similares a las implantadas en Aragón se llevan a cabo en Cataluña, que comparte con la vertiente francesa de los Pirineos central y oriental la población más numerosa (si se le puede llamar así a menos de 20 osos), pero también el rechazo más notorio y enconado. Todos los ejemplares proceden de las dos sueltas realizadas hasta el momento, una entre 1996 y 1997 y otra en 2006. Palomero explica que, desde el primer momento, ganaderos y cazadores franceses mostraron un rechazo frontal, hasta el punto de salir públicamente defendiendo la persecución de los osos. Este sentimiento parece injustificado si se repasan los datos que acaba de aportar el Departament de Medi Ambient de la Generalitat de Cataluña, que confirman que durante el presente año no se ha producido ningún ataque. Núria Buenaventura, directora general del Medi Natural del departamento citado, asegura que "durante 2009, concluida la temporada de pastoreo, no se ha producido ningún ataque y se puede afirmar que, a pesar de haberse incrementado la población osera, los daños han disminuido".

Todo ha sido gracias a las medidas que se han tomado para reagrupar a las ovejas en cercados alejados de las zonas de mayor frecuencia de paso de los osos y a su vigilancia constante, tanto humana como con perros. El problema parece solucionado y debería reinar la convivencia pacífica entre plantígrados y ganaderos, pero no es así. Como Antonio Casajús en el valle de Echo, Eric España, desde el valle de Arán, tampoco quiere a los osos por estas tierras, y las conclusiones que saca como presidente de la Asociación de Criadores de Ovejas de la Raza Aranesa difiere de la oficial: "Claro que no ha habido ningún ataque, pero es que a los que nos han llevado fuera de nuestro terreno y nos han cercado es a los ganaderos y a nuestras ovejas, mientras el oso campa a sus anchas". Si, además, se le saca el tema del posible atractivo turístico de esta especie para el valle, la conversación echa chispas. "Lo que tienen montado en otros lugares [cita a Asturias y al Trentino italiano] es un show porque allí no tenían nada, pero aquí tenemos ya el turismo de nieve y no hace falta ningún reclamo con el oso porque, además, desde que atacó e hirió a un cazador el año pasado, lo que la gente tiene es miedo". El incidente que cita se debió a un lance cinegético, durante el cual una osa que se vio acorralada dio un zarpazo en su huida a un cazador.

Francesc Boya es el sindic de Arán, el principal cargo del Conselh Generau d'Aran, institución que gobierna en este valle y que mantiene el rechazo a la reintroducción en los Pirineos. El mensaje del sindic es, sin embargo, más conciliador porque entiende que "las medidas han mejorado el panorama y hay que esperar a ver si la aparente normalidad que hemos vivido este año se mantiene en el futuro". De momento, el propio Conselh colabora con el MARM y el Departament de Medi Ambient y Habitatge dando soporte humano y técnico a ganaderos y apicultores, y haciendo un seguimiento de los ejemplares que componen el refuerzo poblacional. "El Conselh cumple estrictamente las leyes y gestionamos el proyecto de conservación, y con ganas de hacerlo bien, porque nos interesa que la gente esté tranquila y gane confianza", corrobora Francesc Boya, en una aparente mejora, al menos momentánea, de las relaciones entre el oso y los araneses. No obstante, Guillermo Palomero avisa: "El oso come y comerá ovejas, no hace los destrozos del lobo porque sus ataques van dirigidos normalmente a un individuo, pero lo importante es que estemos preparados para asumir y reparar esos daños sin provocar conflictos sociales ni utilizarlos con intereses políticos".
Poblaciones conectadas, pero cuidado con los venenos

Desde la cordillera Cantábrica, donde hace 10 años se hablaba de dos poblaciones estancadas y desconectadas y de persistencia de la caza furtiva del oso pardo, ahora se reconoce que los censos son satisfactorios, en especial los relacionados con nacimientos, y que, por fin, el núcleo oriental y el occidental están conectados.

En agosto de este año, la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras del Principado de Asturias daba a conocer que se habían detectado dos ejemplares jóvenes en la población oriental cantábrica cuyos padres proceden de los dos núcleos fragmentados. La noticia adquiere gran relevancia porque dicha fragmentación mantiene una población de 100 ejemplares más o menos estable y viable en el lado occidental (Asturias, León y Galicia) y otra de unos 30 osos más vulnerable en el oriental (Asturias, León, Palencia y Cantabria).

La noticia aparece como una consecuencia lógica de años de consenso y de trabajo conjunto (el oso pardo también genera empleo, principalmente en forma de guardas), cuya continuación será impulsar los trabajos del corredor interpoblacional para disminuir la fragmentación y facilitar la permeabilidad entre uno y otro núcleo, lo que redundará en beneficio para la especie. En esta línea se ha planteado el proyecto LIFE Corredores Oso, financiado por la Unión Europea, que ejecuta la Fundación Oso Pardo (FOP) con el apoyo de la Fundación Biodiversidad y la Obra Social de Caixa Catalunya, y en el que colaboran Asturias, Castilla y León y 12 municipios.

Todo parece idílico, pero no lo es. El veneno acecha, una práctica ilegal utilizada para matar a otros animales en la que caen también osos. "La situación es muy preocupante en el entorno de Picos de Europa, la montaña palentina y la zona más occidental de la cordillera", alerta Guillermo Palomero, quien recuerda que "en los últimos 10 años han caído ocho osos, al menos que sepamos, porque es posible que hayan sido más debido a la imposibilidad de prospectar todas las zonas".

El presidente de la Fundación Oso Pardo pide a las autoridades competentes que se adopten medidas para luchar contra los venenos, como las que ya han emprendido Andalucía y Cataluña, autonomías ejemplares a la hora de detectar y perseguir este delito.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Territorio/plantigrado/elpepusoc/20091121elpepusoc_1/Tes?print=1
Territorio plantígrado
La cordillera Cantábrica y los Pirineos albergan a los escasos osos de la Península. Con desigual aceptación por parte de ganaderos y público. ¿Es posible la concordia?

JAVIER RICO 21/11/2009

Berlarmino Fernández quiere al oso, y Antonio Casajús, también; pero éste, cuanto más lejos, mejor. El primero es alcalde de Somiedo, una localidad del occidente asturiano cuyo término municipal contiene un parque natural que es algo así como el Yellowstone español, con 30 osos pardos en unos 300 kilómetros cuadrados. Los habitantes de este pueblo se sienten orgullosos de contar al plantígrado entre sus moradores naturales. Casajús es concejal de Medio Ambiente del pueblo oscense de Echo y secretario de la Asociación Profesional de Ganaderos del Val d'Echo. Sus palabras distan mucho de la sensación que se vive en Somiedo: "La postura de los ganaderos es que no haya más osos aquí porque eso supondría cambiar nuestro modo de vida, retroceder en el tiempo y volver a depender las 24 horas del día del cuidado del rebaño, abandonando nuestra vida social y familiar".

Camille es el único ejemplar que con cierta asiduidad visita el valle de Echo. Es decir, que tenemos un solo oso (en ocasiones se suman Aspe Ouest y Neré, nombres que delatan su mayor apego a la vertiente francesa) que merodea en más de 600 kilómetros cuadrados (añadidos otros valles oscenses y el del Roncal en Navarra) frente a los 30 que recorren los 300 kilómetros cuadrados de Somiedo. Es la gran contradicción que se percibe en la cohabitación entre la especie y el entorno rural en las dos áreas en las que se distribuye, la cordillera Cantábrica y los Pirineos. En esta última cadena montañosa, mucho más extensa que la anterior, dan más problemas 20 osos que 130 en la primera.

Berlarmino Fernández y Antonio Casajús se conocen. Pirineos con osos es el nombre de una campaña de educación ambiental y concienciación pública impulsada por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) que pretende inculcar la necesidad de una convivencia pacífica en las montañas y bosques pirenaicos. El alcalde de Somiedo, junto a representantes de la Fundación Oso Pardo (FOP), lleva dos años paseándose por tierras de Navarra, Aragón y Cataluña demostrando a escolares, ganaderos, agricultores, cazadores y gestores turísticos que se puede vivir cerca del oso y mantener un desarrollo sostenible en el medio rural, e incluso sacarle provecho económico. "Nosotros no le decimos a nadie que va a ver osos en Somiedo, porque es muy difícil dar con ellos, pero sí que en el interior del parque natural los hay, como ejemplo de un espacio bien conservado y digno de ser visitado", afirma Fernández. "Si en los años ochenta le hubiéramos contado a la gente que en dos décadas el 10% del PIB de Asturias provendría del turismo rural y el 2% de la minería, nadie nos habría creído, pero es así, y el oso tiene algo de culpa", añade. A Casajús no le convencen las palabras del alcalde: "Esto no es Asturias, aquí tenemos ovejas, no vacas; el terreno es más agreste, hay menos caminos, y los osos se reintroducen, no llevan aquí toda la vida".

Realmente llevan aquí mucho tiempo. Lo que pretende el programa iniciado en 1996 es reforzar la exigua población de seis ejemplares, todos confinados en la parte occidental de los Pirineos, que quedaba ese año. Camille y Aspe Ouest son los dos únicos ejemplares autóctonos que quedan en toda la cordillera pirenaica. Los 18 restantes proceden de Eslovenia, país del que se nutre principalmente el refuerzo. "Quedan dos y medio", puntualiza Manuel Alcántara, jefe del servicio de biodiversidad del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón. "Hay un hijo de Cannelle, la última hembra autóctona en esta área, y Neré, un ejemplar esloveno. Pero biológicamente esta subpoblación pirenaica debe considerarse extinguida, y su recuperación natural es inviable sin reforzamiento poblacional".

Los esfuerzos que se realizan en Aragón para conciliar posiciones son valorados positivamente incluso por los propios ganaderos, que no tienen quejas en cuanto a las indemnizaciones por ataques; "seis este año, con unas diez ovejas muertas", recuerda Alcántara. Gracias a otra línea de ayudas del MARM, enmarcada dentro del programa de reintroducción de osos en los Pirineos, las comunidades autónomas se reparten anualmente un millón de euros. Aragón este año tiene previsto gastar casi 900.000 euros en diferentes medidas, que van desde compensar costes indirectos por la presencia de osos en zonas de pastores hasta la instalación de cercados eléctricos, el uso de perros de protección y la construcción de refugios para pastores. A pesar de todo, la postura de Antonio Casajús y la de los ganaderos a los que representa sigue mezclando oposición y escepticismo: "Lo que no estamos dispuestos es a vivir en una situación de estrés continuo al aumentar el número de osos y, con ello, el peligro para nuestros rebaños".

Guillermo Palomero es, probablemente, el mejor conocedor del pasado y presente del carnívoro terrestre más grande de España. Como presidente de la FOP, se ha pateado los hábitats naturales del oso y los lugares de conflicto intentando encontrar espacios de concordia, pero reconoce que "en el programa de reforzamiento con osos eslovenos no hubo una campaña adecuada de información y participación pública en ninguna de las tres comunidades españolas afectadas [Navarra, Aragón y Catalunya], y de ahí deriva el ambiente enrarecido que se respira".

Medidas similares a las implantadas en Aragón se llevan a cabo en Cataluña, que comparte con la vertiente francesa de los Pirineos central y oriental la población más numerosa (si se le puede llamar así a menos de 20 osos), pero también el rechazo más notorio y enconado. Todos los ejemplares proceden de las dos sueltas realizadas hasta el momento, una entre 1996 y 1997 y otra en 2006. Palomero explica que, desde el primer momento, ganaderos y cazadores franceses mostraron un rechazo frontal, hasta el punto de salir públicamente defendiendo la persecución de los osos. Este sentimiento parece injustificado si se repasan los datos que acaba de aportar el Departament de Medi Ambient de la Generalitat de Cataluña, que confirman que durante el presente año no se ha producido ningún ataque. Núria Buenaventura, directora general del Medi Natural del departamento citado, asegura que "durante 2009, concluida la temporada de pastoreo, no se ha producido ningún ataque y se puede afirmar que, a pesar de haberse incrementado la población osera, los daños han disminuido".

Todo ha sido gracias a las medidas que se han tomado para reagrupar a las ovejas en cercados alejados de las zonas de mayor frecuencia de paso de los osos y a su vigilancia constante, tanto humana como con perros. El problema parece solucionado y debería reinar la convivencia pacífica entre plantígrados y ganaderos, pero no es así. Como Antonio Casajús en el valle de Echo, Eric España, desde el valle de Arán, tampoco quiere a los osos por estas tierras, y las conclusiones que saca como presidente de la Asociación de Criadores de Ovejas de la Raza Aranesa difiere de la oficial: "Claro que no ha habido ningún ataque, pero es que a los que nos han llevado fuera de nuestro terreno y nos han cercado es a los ganaderos y a nuestras ovejas, mientras el oso campa a sus anchas". Si, además, se le saca el tema del posible atractivo turístico de esta especie para el valle, la conversación echa chispas. "Lo que tienen montado en otros lugares [cita a Asturias y al Trentino italiano] es un show porque allí no tenían nada, pero aquí tenemos ya el turismo de nieve y no hace falta ningún reclamo con el oso porque, además, desde que atacó e hirió a un cazador el año pasado, lo que la gente tiene es miedo". El incidente que cita se debió a un lance cinegético, durante el cual una osa que se vio acorralada dio un zarpazo en su huida a un cazador.

Francesc Boya es el sindic de Arán, el principal cargo del Conselh Generau d'Aran, institución que gobierna en este valle y que mantiene el rechazo a la reintroducción en los Pirineos. El mensaje del sindic es, sin embargo, más conciliador porque entiende que "las medidas han mejorado el panorama y hay que esperar a ver si la aparente normalidad que hemos vivido este año se mantiene en el futuro". De momento, el propio Conselh colabora con el MARM y el Departament de Medi Ambient y Habitatge dando soporte humano y técnico a ganaderos y apicultores, y haciendo un seguimiento de los ejemplares que componen el refuerzo poblacional. "El Conselh cumple estrictamente las leyes y gestionamos el proyecto de conservación, y con ganas de hacerlo bien, porque nos interesa que la gente esté tranquila y gane confianza", corrobora Francesc Boya, en una aparente mejora, al menos momentánea, de las relaciones entre el oso y los araneses. No obstante, Guillermo Palomero avisa: "El oso come y comerá ovejas, no hace los destrozos del lobo porque sus ataques van dirigidos normalmente a un individuo, pero lo importante es que estemos preparados para asumir y reparar esos daños sin provocar conflictos sociales ni utilizarlos con intereses políticos".
Poblaciones conectadas, pero cuidado con los venenos

Desde la cordillera Cantábrica, donde hace 10 años se hablaba de dos poblaciones estancadas y desconectadas y de persistencia de la caza furtiva del oso pardo, ahora se reconoce que los censos son satisfactorios, en especial los relacionados con nacimientos, y que, por fin, el núcleo oriental y el occidental están conectados.

En agosto de este año, la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras del Principado de Asturias daba a conocer que se habían detectado dos ejemplares jóvenes en la población oriental cantábrica cuyos padres proceden de los dos núcleos fragmentados. La noticia adquiere gran relevancia porque dicha fragmentación mantiene una población de 100 ejemplares más o menos estable y viable en el lado occidental (Asturias, León y Galicia) y otra de unos 30 osos más vulnerable en el oriental (Asturias, León, Palencia y Cantabria).

La noticia aparece como una consecuencia lógica de años de consenso y de trabajo conjunto (el oso pardo también genera empleo, principalmente en forma de guardas), cuya continuación será impulsar los trabajos del corredor interpoblacional para disminuir la fragmentación y facilitar la permeabilidad entre uno y otro núcleo, lo que redundará en beneficio para la especie. En esta línea se ha planteado el proyecto LIFE Corredores Oso, financiado por la Unión Europea, que ejecuta la Fundación Oso Pardo (FOP) con el apoyo de la Fundación Biodiversidad y la Obra Social de Caixa Catalunya, y en el que colaboran Asturias, Castilla y León y 12 municipios.

Todo parece idílico, pero no lo es. El veneno acecha, una práctica ilegal utilizada para matar a otros animales en la que caen también osos. "La situación es muy preocupante en el entorno de Picos de Europa, la montaña palentina y la zona más occidental de la cordillera", alerta Guillermo Palomero, quien recuerda que "en los últimos 10 años han caído ocho osos, al menos que sepamos, porque es posible que hayan sido más debido a la imposibilidad de prospectar todas las zonas".

El presidente de la Fundación Oso Pardo pide a las autoridades competentes que se adopten medidas para luchar contra los venenos, como las que ya han emprendido Andalucía y Cataluña, autonomías ejemplares a la hora de detectar y perseguir este delito.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Territorio/plantigrado/elpepusoc/20091121elpepusoc_1/Tes?print=1