Acusan a un ganadero de envenenar a dos quebrantahuesos tras hallar ADN de sus ovejas
Es la primera vez en toda Europa 
que se aplica una técnica similar de investigación policial tras la 
muerte de las dos aves protegidas 
21.11.12 - 18:55 - 
          
             
              
       
       
       
       
      

Miembros de la Agencia de Medio Ambiente y 
del Seprona de la Guardia Civil junto al cadáver de uno de los 
quebrantahuesos. :: GUARDIA CIVIL
Dos quebrantahuesos envenenados, aparecidos muertos a 
1.900 metros uno del otro en la ribera del río Castril, encendieron 
todas las alarmas en mayo del pasado año. El Seprona de la Guardia Civil
 y la Junta de Andalucía iniciaron un plan para combatir el uso de 
venenos en los entornos de los parques naturales el 1 de julio de 2011, 
especialmente en Castril, donde han aparecido muertos desde 2008 hasta 
la fecha cinco ejemplares de quebrantahuesos liberados para su 
reproducción, solo uno de los cinco de forma natural y los otros cuatro 
perecieron tras ingerir sustancias altamente tóxicas, utilizadas en la 
zona para acabar con las alimañas que atacan al ganado.
Tras la muerte por envenenamiento de los dos ejemplares 
de quebrantahuesos, el laboratorio del Centro de Análisis y Diagnóstico 
de Fauna Silvestre de la Junta de Andalucía determinó que los animales 
habían sido envenenados con Aldicarb, una sustancia potente capaz de 
matar con dosis minúsculas. Solo las incautaciones de este producto 
tóxico efectuadas por elSeprona y los agentes forestales de Medio 
Ambiente en el parque Natural de Castril durante 2008 y 2009 servirían 
para acabar con la vida de 80.000 personas. 
Una vez conocidas las causas del óbito, el Seprona de la 
Guardia Civil hizo un mapa de las ganaderías que pastan por la zona, 
donde cohabitan los animales de un centenar de ganaderos. Era como 
buscar una aguja en un pajar. Posteriormente acotaron más su búsqueda 
para proceder a la toma de muestras de sangre de los machos 
reproductores del ganado que pastaban en la zona donde aparecieron 
muertos los dos quebrantahuesos, de los que solamente quedan con vida 
una decena en Andalucía. El juzgado del municipio de Huéscar otorgó la 
oportuna autorización a los agentes del Seprona para actuar y así lo 
hicieron. Tomaron más de 73 muestras de sangre a distintas ovejas de las
 habituales del entorno, un trabajo fino y muy bien hilvanado por el 
equipo tanto de la Comandancia como de Huéscar, con el apoyo de 
distintos departamentos de la Junta. 
Se trataba de averiguar de qué ganadería era la carne del
 cebo envenenado que ingirieron antes de morir los dos quebrantahuesos. 
El laboratorio de la Junta analizó las muestras sanguíneas y tras su 
comparación con el ADN obtenido de las uñas de las dos rapaces, 
determinaron a que ‘firma’ pertenecía la carne envenenada. Con esos 
datos en la mano, el Seprona de la Guardia Civil ha imputado a un 
ganadero como presunto autor de la colocación del veneno. La acusación 
contra este hombre responde a los indicios hallados en las pruebas de 
ADN, que coinciden con el ‘deneí’ genético de sus ovejas.El juez 
determinará ahora si fue él o no quien colocó allí el veneno Aldicarb 
que mató a los dos quebrantahuesos. 
Nunca antes en Europa se había efectuado una 
investigación del calibre de la efectuada en Granada para determinar 
quién había podido matar a los dos quebrantahuesos. 
Pioneros
«En Europa nunca se había trabajado en la identificación 
de ADN de quebrantahuesos envenenados para averiguar el posible autor 
del origen de ese veneno. Somos pioneros, como lo es Andalucía desde 
hace una década en el combate de los venenos en el medio rural», comenta
 uno de los responsables de la Junta de Andalucía que ha colaborado en 
esta investigación Solo un dato: las inspecciones de los agentes del 
Seprona y de los forestales de la Junta de Andalucía en busca de venenos
 en los parques naturales en los últimos seis años ha permitido reducir a
 la mitrad el número de animales envenenados, al menos, en la provincia 
de Granada 
«El uso de estos venenos es una cuestión cultural que se 
viene usando desde hace muchas décadas para combatir a los zorros», 
apunta la fuente consultada de la administración andaluza. Aunque no 
siempre son las alimañas que acaban con el ganado las envenenadas, sino 
el resto de animales, algunos protegidos como el caso de los 
quebrantahuesos y en alguna ocasión incluso el lince. 
El único imputado por este caso espera la celebración del
 correspondiente juicio para aclarar este asunto, que de alguna forma ha
 puesto los puntos sobre las ies sobre un problema que cada vez está 
despertando más alarma en el medio rural, debido a la sucesión de 
muertes de animales protegidos. El quebrantahuesos está en el catálogo 
nacional de especies en extinción desde 1990
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