GRANADA
Testigo del cambio climático
Se la conoce como la mariposa de
Puerto Lobo y es tan escasa y delicada que registra cualquier alteración
de su hábitat y del clima
12.07.12 - 01:50 -
Cada vez hay que subir más alto para encontrarla. Un
lepidóptero endémico de Sierra Nevada, Agriades zullichi, es el objetivo
de estudio de científicos y técnicos ambientales que intentan
determinar la evolución futura del clima en el continente europeo y, por
extensión, en el resto del planeta. Esta pequeña mariposa de alrededor
de dos centímetros de envergadura se ha convertido en un bioindicador
perfecto del cambio climático, un testigo directo de lo que ocurre en
áreas muy específicas y que acusan de forma especial cualquier
modificación en las condiciones meteorológicas y ambientales. Este
licénido (la familia en la que se engloban las pequeñas mariposas de
colores azulados con puntos negros y blancos que vemos en prados y
montañas) está catalogado como en peligro de extinción, y se da la
circunstancia de que vive asociado, tanto en la fase larvaria como en la
de adulto, con una planta también exclusiva de este macizo montañoso, a
la que se conoce como Gregoria de Sierra Nevada, Androsace vitaliana
subespecie nevadensis, y que también está en peligro de extinción.
«Este binomio endémico entre la mariposa y la planta
implica que lo que afecta a una repercute en la otra», dice José Miguel
Barea, especialista en lepidópteros y técnico ambiental de la Agencia de
Medio Ambiente y Agua de la Junta de Andalucía, que señala que el mayor
problema de estas dos especies «es el cambio climático, ya que hay que
tener en cuenta que viven en territorios situados por encima de 2.500
metros y llegan a superar los 3.000, lo que significa que cualquier
subida, leve o moderada, de las temperaturas, podría llevar a la
desaparición local de poblaciones de estas especies, una u otra, ya que
la desaparición de la planta puede llevar consigo la de la mariposa».
La forma en la que estas y otras especies se comportan
ante las modificaciones de las temperaturas es lo que estudian desde el
Observatorio de Sierra Nevada, donde ya se han detectado cambios de
comportamiento y cómo las especies animales, y también vegetales,
ascienden a cotas más altas en busca de temperaturas más frías y un
hábitat donde desarrollarse, porque donde antes estaban, para ellas,
hace demasiado calor, pero cuando llegan a las cumbres ya no se puede
subir más.
Agriades zullichi, debido a su total dependencia de la
planta de la que se alimenta, es una especie con un marcado carácter
sedentario y con muy poca posibilidad de dispersión, lo que la convierte
en muy sensible a las situaciones de pérdida o deterioro de sus
hábitats
Búsqueda
El día tres de julio, José Miguel Barea y el conservador
del Espacio Natural de Sierra Nevada, Ignacio Henares, (también
especialista en mariposas) intentaban localizar ejemplares de Agriades
zullichi en una de las zonas donde habitualmente vive este lepidóptero, a
2.800 metros de altitud. Comprobaron que el número de ejemplares era
mucho menor que en ocasiones anteriores (casi inexistentes) y que la
planta se encontraba más deteriorada por el calor que años atrás, lo que
sin duda afecta a la situación de la mariposa. «Este es un signo claro
de cómo la evolución del clima afecta a la viabilidad de las especies»,
dice Ignacio Henares, que recuerda que a pesar de que hubo
precipitaciones de nieve hace muy poco tiempo, en abril y mayo, la ola
de calor de junio ha sido tremenda y las temperaturas han subido de
forma demasiado rápida en Sierra Nevada .
Cambio de usos
Los datos aportados por los investigadores son
fundamentales para establecer cuál debe ser la gestión para la
protección y mejora de los ecosistemas. «Es la información necesaria
para que en los espacios naturales protegidos sepamos qué podemos hacer
para reducir la vulnerabilidad de estas especies y evitar el deterioro
de sus hábitats», dice Ignacio Henares, que recuerda que el macizo de
Sierra Nevada está considerado como el mejor territorio europeo para el
estudio de la evolución del clima, «si a eso le añadimos la presencia de
numerosos lepidópteros, muchos de ellos endémicos, que acusa de forma
especial las alteraciones en el clima, estamos en el mejor escenario
posible para estudiar el cambio climático».
Según el conservador del Espacio Natural de Sierra
Nevada, todo lo que ocurre a escala de miles de kilómetros cuadrados en
relación con el cambio climático en el continente europeo, en Sierra
Nevada se produce en una escala de cientos de metros. «Lo sucedido en el
gran continente, ocurre igual en el pequeño que es el macizo
granadino», dice Ignacio Henares, que apunta que al mismo tiempo que
algunas especies ascienden en busca de cotas más altas, por abajo,
aparecen otras que antes no estaban dentro del territorio montañoso.
Huyen de las altas temperaturas y buscan ecosistemas más frescos.
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